viernes, 18 de mayo de 2007

La Funcion Del Lector

Cuando Lucía Peláez era muy niña, leyó una novela a
escondidas. La leyó a pedacitos, noche tras noche, ocult
ándola bajo la almohada. Ella la había robado de la
biblioteca de cedro donde el tío guardaba sus libros preferidos.
Mucho caminó Lucía después, mientras pasaban los
años. En busca de fantasmas caminó por los farallones
sobre el río Antioquía, y en busca de gente caminó por
las calles de las ciudades violentas.
Mucho caminó Lucía, y a lo largo de su viaje iba siempre
acompañada por los ecos de los ecos de aquellas
lejanas voces que ella había escuchado, con sus ojos, en
la infancia.
Lucía no ha vuelto a leer ese libro. Ya no lo reconocer
ía. Tanto lo ha crecido adentro que ahora es otro, ahora
es suyo.
Eduardo Galeano

1 comentario:

Rafu dijo...

Ella cambió se transformò, y es que los libros nos cambian.

La vida tambièn nos cambia, pero nunca deberìamos olvidar algo que un dìa nos fue querido.

Que estes bien che.