+de+sec%2520hnd%2520smoke%2520cigarette.jpg)
Aunque ya no estás, aún respiro tu presencia. Atrapado en los recuerdos, los primeros rayos sol me despiertan desde la ventana. Hay días en los que amanece nublado, y otros con una claridad que me resulta desagradable. Prefiero que llueva, a que haga mucho calor. Mi televisor vigilante, una noche más me ha protegido de la soledad. He reído gracias a una comedia francesa, y estoy casi seguro que los europeos hacen mejores películas que los norteamericanos. Cuando el ser humano se libre de su egoísmo, no tendré que salir a trabajar, ni tomar duchas semidormido. Sobre el respaldar de la silla: mi guitarra; algún día aprenderé a tocarla. En la mesa, las llaves de mi habitación. También algunos libros, compañeros de otros insomnios y otras jornadas. A eso de las dos de la mañana, te escribí un poema que titulaba “te quiero tanto, mi dulce de batata”, luego lo sentí tonto y vano, porque a ti no te gustan los poemas, y quedó claro que yo no sé redactarlos. De mi computadora necesito imprimir unos documentos, es jodido trabajar y más tarde convertirse en un estudiante. Hoy, es jueves. El fin de semana se acerca amenazante; no quiero saber de nada, sino estará tu risa para alegrarme. Me siento cansado. En el bolsillo de mi pantalón: diez bolivianos; suficientes para el transporte público y más tarde, unas empanadas. Con un anunciado bostezo, termino de arreglarme para encarar al mundo que espera listo para atormentarme. Blanca y radiante, mi cajetilla de cigarrillos sería incapaz de abandonarme. Ni que decir de mi leal escudero, un noble encendedor de tres pesos que aunque gastado, me acompaña a todas partes. Brilla ante mis ojos el fuego de la resignación; soplo con placer la primera bocanada y salgo a la terraza. Desde el cuarto piso, todos se ven tan pequeños. Insignificantes como el humo que desaparece con la brisa de la mañana. Y yo, estoy listo. Llevaré tu recuerdo como un aguijón en mi pecho. Durante todo el día, lucharé por no llamarte; y apagarte en cada suspiro de tristeza asfixiante. Lenta pero inevitablemente, mi pasión por ti terminará por acabarme.Esperaré la muerte, satisfecho, mientras fumo mi pucho mañanero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario